lunes, junio 08, 2009

Hijos de puta

Hoy ha saltado en la prensa digital española la noticia de que Kaing Huek Evak, conocido como Duch, de 66 años de edad, famoso torturador de los jémeres rojos de Pol Pot, ha reconocido ante la corte especial camboyana que juzga los crímenes de aquel régimen que sus soldados mataron a decenas de bebés aplastando sus cabezas contra los árboles.

En el momento en el que este hijo de puta ha hablado, el mundo ha sido, siquiera por unos segundos, un lugar más respirable. Y el día que le condenen quizá podamos tomar algo más de resuello.

La mayoría de nosotros no podemos imaginar un régimen político que en apenas unos años mata a tres millones de personas y, además, en una humorada que es bastante habitual en los fascismos comunistas, le llama a eso democracia. La Kampuchea Democrática le llamaron los jémeres rojos a aquel régimen asesino.
Resulta, de hecho, curioso que siempre que queramos buscar un icono de la abyección, del genocida, busquemos la imagen de Adolf Hitler. Bien buscada, pues lo fue. Pero tampoco olvidéis ésta:




Este hombre mató a tres millones de sus conciudadanos. Los condenó a campos de trabajo o los internó en prisiones secretas que no tuvieron nada que envidiarle a los campos de Dachau o Treblinka.

¿Queréis ver el rostro de sus peligrosos prisioneros? Aquí tenéis uno.


Alguno de vosotros tendrá hijos pequeños. ¿Acaso este niño parece más peligroso que ellos?

¿Alguno de vosotros tiene un hijo de diez a doce años? ¿Queréis ver el aspecto que tendría si estuviese internado en una prisión en la que se practicasen la tortura y los trabajos forzados? Pues aquí lo tenéis.



¿Y si lo que tenéis es una hija? ¿La imaginais internada en una prisión pensando, cada noche, en la muerte, en la violación, en el hambre? ¿Creéis que pensaría en vosotros en el momento de ser fotografiada por sus torturadores? Éste es su aspecto:


Hoy no puedo ser yo quien hable. Ya llegará el día de hablar largo y tendido sobre ese rincón de Asia y su indigno experimento dictatorial. Hoy sólo quiero recomendaros, si no pediros, que invirtais un rato visitando, por ejemplo, la web de la prisión de Toul Sleng de donde he sacado los rostros de estos niños. Es sincrética, silenciosa. Sólo tiene rostros. Pero tenéis que mirarlos, al menos una vez, porque si no los miráis, los olvidaremos. Y el olvido es lo único que no podemos permitirnos.

14 comentarios:

  1. Algunas veces da vergüenza pertenecer a la especie humana.

    Es la primera vez que te escribo.Te agradezco que hayas aumentado mi aficion por la historia...lastima que no te conociera en el Bachillerato.

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  2. Aparte de ver las fotos de esa página, también recomendaría ver la película "los gritos del silencio", (http://spanish.imdb.com/title/tt0087553/). Refleja muy bien lo que allí pasó.
    Aunque nada puede sustituir a las fotos reales de las víctimas de aquella atrocidad.

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  3. Con tu permiso, una vez más, voy a compartir este enlace a tu blog. Esta vez en Facebook.
    Abrazos

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  4. Strelnikov2:51 a.m.

    Estimado JdJ: hace ya un par de semanas que visito tu blog, que es una mina inagotable, pero me limito a leer. Hoy has sacado un tema especialmente terrible, y quiero aprovechar para hacer una observación sobre una de las fotografías que ilustran el post. Me refiero al retrato de Pol Pot, con el que estoy familiarizado desde hace tiempo. Mientras que algunos tiranos sanguinarios tienen algo en la expresión de su rostro y en sus facciones que sugiere una tremenda voluntad de poder (Hitler), o que refleja una descarnada vileza de espíritu (Stalin), el rostro de Pol Pot no me dice nada. Cierto que yo no soy buen fisonomista, pero el rostro de Pol Pot es tan anodino que provoca desazón e incluso me atrevo a decir que resulta decepcionante. El rostro de Mao resulta igualmente opaco. Tal vez se deba al hecho de que son orientales, porque el caso es que los rostros de los gobernantes occidentales por lo general nos resultan menos opacos, y reflejan facetas de su personalidad. También es posible que ese rostro anodino de Pol Pot se deba a lo que Hannah Arendt llamaba la "banalidad del mal".

    Con respecto a su régimen, creo que llevó los esquemas del marxismo-leninismo más lejos que nadie, con el añadido de que renunció ostensiblemente a cualquier tentación de culto al líder. Mantuvo su personalidad en secreto (su verdadero nombre era Saloth Sar) y gobernó prácticamente en la sombra. No hace falta decir que si no hubiera tenido problemas con sus vecinos vietnamitas, el genocidio habría seguido causando más víctimas y probablemente su régimen se habría "perfeccionado" en su alucinante monstruosidad, acrecentando con ello el trauma del pueblo camboyano, del que le habría resultado más difícil recuperarse si se hubiera prolongado más. Resulta además especialmente escalofriante pensar en la cercanía en el tiempo de este experimento radical de ingeniería social. También creo que se podría decir que ningún régimen ha infligido tanto daño a su propio pueblo en tan poco tiempo. Todo el país se convirtió en un enorme gulag. Esto es: el delirio totalitario en su expresión más pura.

    Para terminar, me permito hacerte una pequeña corrección: donde dices "fascismo comunista", creo que deberías decir "totalitarismo comunista". Es más coherente, más riguroso. Como tú bien sabes, el fascismo es otra ideología y otro tipo de régimen totalitario, con sus propias características. Si bien es cierto que en el lenguaje coloquial se usa de un modo caprichoso, en un blog como éste, especializado en Historia, uno espera ver un poco más de rigor en el uso de los términos.

    Pues nada más, amigo. Te felicito por tu blog y por todo el trabajo que te tomas.

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  5. Strelnikov, me temo que aquí tenemos una diferencia metodológica.

    Para mí,totalitario es todo aquel régimen que pretende un control total sobre la sociedad, la economía y la vida política de un pueblo. Casi todas las dictaduras son regímenes totalitarios.

    Hay un paso más cuando el totalitarismo (pues todos los fascismos son totalitarios, pero no todos los totalitarismos son fascistas) preconiza, como filosofía moral y política, la sumisión del individuo como concepto a la colectividad como concepto, sea esa colectividad la Nación, la Raza, o la Revolución.

    Un régimen totalitario domina al disidente. Declara sus acciones ilegales y lo persigue. Un régimen fascista anula a ese mismo disidente, en ocasiones no lo considera más que apenas medio humano (untermenschen), y lo que propugna es la extracción de dicho disidente de la presencia de la Nación, la Raza o la Revolución; o, en el mejor de los casos, su "reeducación".

    El matiz entre el totalitarismo y el fascismo yo lo veo no tanto en la utilización de la violencia, y desde luego tampoco en la tendencia general de la ideología (burguesa u obrerista). El matiz está en esa total sumisión filosófica del individuo a un Destino Común. Aquí lo llamamos, hace muchos años, Unidad de Destino en lo Universal; concepto que se debe, si no recuerdo mal, a un fascista de libro como era Ramiro Ledesma.

    En el ámbito de los regímenes obreristas hay cuando menos tres, que son el estalinismo, el maoísmo y los jémeres rojos, en los que yo no veo ni un solo elemento que me lleve a concluir que no encajan en la definición de fascismo que yo tengo en mi cabeza.

    Eso sí, es una concepción propia, no académica si así lo prefieres. Pero, al fin y al cabo, tampoco espero un honoris causa por este blog :-)

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  6. Ya sabes que no problemo, Sonia.

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  7. Lo más apabullante cuando uno visita la prisión de Tuol Sleng no son las rejas ni los instrumentos de tortura. Son las fotos en las paredes.

    Centenares de víctimas te miran con el rostro que tenían poco antes de morir. A la mayor parte todavía no les habían torturado. Viéndoles, observando cómo algunos se esfuerzan por sonreír, uno se pregunta si eran conscientes de lo que les aguardaba.

    Una de las fotos más tristes retrata a la esposa de un cuadro. Es joven y tiene en su regazo a un bebé, que duerme. Despide una tristeza infinita. Parece que estuviera diciendo: "A mí, hacedme lo que queráis, pero no a mi bebé". Hoy ya sabemos lo que hicieron a su bebé.

    Hace un par de años coloqué una entrada sobre los khmeres rojos en mi blog. La comparto:

    http://asiabudayrollitosprimavera.blogspot.com/2007/03/historias-del-tiempo-de-los-khmeres.html

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  8. la bajesa humana no tiene limite aunque esas atrosidades parescan del pasado no devemos olvidar que se podrian repetir.

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  9. Strelnikov8:20 p.m.

    Estimado JdJ: he leído detenidamente tu respuesta a mi comentario y tengo que decirte que disiento. Tu exposición revela una formación típicamente autodidacta, y tienes mucha razón en que es una concepción muy personal, nada académica. Como consecuencia de ello, resulta algo confusa y contradictoria (amén de poco rigurosa), y creo que parte de un malentendido básico, o de varios malentendidos.

    Disiento cuando dices que casi todas las dictaduras son regímenes totalitarios. Para empezar, el concepto de dictadura proviene de la Antigua Roma, mientras que el totalitarismo es un fenómeno del siglo XX (aunque aún pervive, con menos fuerza, en nuestro siglo). Las dictaduras, en la mayoría de los casos que se han dado en la Historia, no han pasado de ser simples regímenes autoritarios, sin intención de transformar radicalmente la sociedad.

    Hay quien clasifica los regímenes totalitarios bajo el epígrafe de dictaduras, y hay quien considera que son sustancialmente diferentes, y que se debe reservar el término dictadura para los regímenes o gobiernos autoritarios. Bien, ambos tienen sus razones. Por ejemplo, es cierto que los regímenes totalitarios son mucho más ambiciosos en su concepción y tienen una base filosófica, algo de lo que las dictaduras autoritarias carecen. Las dictaduras, además, solo buscan el sometimiento de la población, mientras que el totalitarismo busca la adhesión incondicional de las masas, y no se conforma con la pasividad o la resignación. También está, como elemento diferenciador, el uso sistemático del Terror, y de una ideología o doctrina compacta destinada a modelar a la sociedad en todas sus facetas. Hay más elementos diferenciadores, pero esos son algunos de las más importantes.

    No obstante, creo que también es legítimo defender la idea de que el totalitarismo es un tipo especial de dictadura, y de hecho esa es la idea más extendida.

    Ahora centrémonos en el totalitarismo. Éste es un fenómeno que se manifiesta de dos maneras: por un lado, hay una idelogía o doctrina totalitaria; y, por otro lado, está la plasmación en la Historia de esa doctrina: el régimen totalitario. En el siglo XX se han dado dos variantes de este fenómeno: el comunismo y el fascismo. El primero se ha basado en la doctrina conocida como marxismo-leninismo, que promueve la lucha de clases (entendida como guerra civil y genocidio, no como simple lucha diléctica) y la destrucción del capitalismo; el fascismo fue concebido como alternativa al primero, por un periodista italiano que provenía del socialismo marxista. Este individuo se llamaba Mussolini, y lo concibió como "socialismo nacional", opuesto al socialismo marxista y a la lucha de clases, pero igualmente opuesto al liberalismo burgués, al que despreciaba violentamente y consideraba caduco; su concepción era corporativista: proponía una sociedad que funcionara como un equipo, rígidamente jerarquizada, y orientada a un fin común (efectivamente, lo que tú llamas "Destino Común"). Después, Hitler elaboró su propio visión del fascismo (a la que denominó, de modo más transparente, "Socialismo nacional", o "Nacionalsocialismo"), y que a diferencia del fascismo italiano, estaba muy centrado en el antisemitismo.

    Todos ellos (comunismo de inspiración marxista-leninista, fascismo italiano, nacionalsocialismo alemán) propugnaban, como bien dices, la supeditación del individuo y de sus fines e intereses al Fin Común, negando por tanto la autonomía y la dignidad del individuo que sí son contempladas y amparadas en las constituciones políticas de las democracias liberales (especialmente en la de los USA, donde se afirma el derecho de los ciudadanos a la BÚSQUEDA de la felicidad personal).

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  10. Strelnikov8:20 p.m.

    Has mencionado, al final de tu exposición, el "estalinismo". Yo no creo que esté justificado hablar de semejante cosa, que implicaría un régimen marcadamente personal, al margen de una ideología y de un partido previos y posteriores a Stalin. Creo que Stalin no hizo otra cosa que continuar la obra de Lenin, y lo que a menudo se denomina "estalinismo" debería llamarse simplemente "comunismo". Hubo un punto de inflexión en URSS tras la muerte de Stalin, en el que se aflojó considerablemente el régimen de terror. Creo, sin embargo, que aquello se debió más al temor de los dirigientes del PCUS que a consideraciones ideológicas, porque habían visto claramente que bajo el terror indiscriminado ni siquiera ellos estaban a salvo.

    El término estalinismo ha sido acuñado por la izquierda para exonerar al comunismo, cargando las peores atrocidades de éste en la cuenta de Stalin, y aislando a éste como una manzana podrida. Creo que esa ha sido una jugada hábil, visto el asunto de un modo cínico, pero que no hace honor a la verdad. Es una concepción falsa a mi entender, y la gente lúcida por lo general no traga esa rueda de molino.

    Para terminar, quiero recordar que, a los totalitarismo clásicos, se ha venido a sumar uno nuevo, el islamismo, surgido en la segunda mitad del siglo XX, y que nos va a dar muchos quebraderos de cabeza mientras vivamos.

    Perdón por ser tan pesado. Es un placer discutir contigo.

    Un saludo.

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  11. Amigo Strelnikov, aciertas al considerar que este cura que te escribe cree poco, por no decir casi nada, en academicismos. Desde luego que la concepción académica de las cosas viene a identificarse con una opinión mayoritaria; la de la mayoría de eso que los americanos llaman scholars (más precisamente: de los scholars de un preciso momento de la historiografía, pues ésta cambia con cierta facilidad). Y, por lo tanto, merece respeto. Lo que no merece, a mi modo de ver, es pleitesía.

    Ciertamente, la apelación es lógica en un blog de Historia, en mi anterior opinión faltó que explicase que me refería a dictaduras modernas o contemporáneas. El concepto de dictadura, ciertamente, es muy antiguo y por lo tanto la expresión «todas las dictaduras» puede llegar a ser un saco muy grande. Pero,hecha esta matización, a mí me cuesta entender la diferencia entre una dictadura efectiva (cierto que hay dictablandas; pero éstas, como su propio nombre indica, no son dictaduras) y un régimen totalitario.

    Puede que una dictadura no se plantee cambiar la sociedad. Pero el hecho es que la cambia, a menos que quiera el destino que su pervivencia sea tan corta que apenas deje un rasguño en sus administrados. Los países que han vivido dictaduras medianamente largas no se entienden como son sin entender esas dictaduras y su labor. Si Eisenhower no hubiera sido presidente de los Estados Unidos, es muy probable que el país que hoy conociésemos se pareciese bastante al que conocemos. Pero si Franco, sin Pinochet, si Fidel Castro, no hubiesen llegado al poder por cualquier razón, yo no sé si lo que tendríamos hoy sería carne o pescado, cielo o infierno; pero estoy totalmente seguro de que no sería lo que tenemos.

    A mí las dictaduras modernas, todas o casi todas, me parecen régimenes totalitarios, si quieres, en la práctica. Que no lo hayan sido en la teoría me parece un subterfugio mental que, aún sin pretenderlo, tiende a perdonarlas; un retruécano dialéctico del estilo que tú ves en el término estalinismo.

    Dicho a modo de resumen: no veo la manera de implantar una dictadura en una nación mínimamente acostumbrada a las libertades (dictadura moderna, pues) sin la combinación de represión y totalitarismo de facto.

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  12. Sobre lo del término estalinismo, la verdad es que tu argumentación tiene bastantes puntos de razón. No obstante lo dicho, a mí me parece que el comunismo-poder (luego está el comunismo occidental, que es un comunismo-oposición o comunismo-alternativa) es un fenómeno muy rico que, a mi humilde modo de ver (y si con ello soy engullidor de ruedas de molino, acepto con ánimo mi destino), precisamente por su riqueza demanda la existencia de taxones.

    Yo no sé por qué Jhurschev y sus adláteres cambiaron la dirección del régimen soviético tras la muerte de Stalin a la que, quizá, alguno de ellos no fue del todo ajeno. Lo que sí sé es que esa dirección cambió y que, por lo tanto, el régimen soviético de los años sesenta, o si lo prefieres el jhrushevismo o como queramos llamarlo, es un taxón de eso que llamamos comunismo.

    Stalin, Lenin y Mao, hicieron en sus labores diarias suficientes cosas específicamente suyas como para considerar sus regímenes elementos específicos y distinguidos los unos de los otros. Yo no sé si son términos inventados por los comunistas para salvar el comunismo (en el dicho caso me parece más bien, que diría un tipo con infección de uretra, una micción imposible); pero lo que parece bastante claro es que el comunismo, en el campo ideólógico, estableció pronto estas distinciones (leninismo, estalinismo, maoísmo); tendencias que a menudo se dieron de hostias entre ellas, lo cual es una demostración de lo neto de los sus diferencias.

    Al contrario de lo que tú dices, a mí me parece que el sistema utilizado por no pocos comunistas para salvar a Stalin es concebir el comunismo como un todo, un todo que pasa por etapas; y considerar a Stalin una etapa jodidilla, pero necesaria.

    En lo que sí me acerco a tus tesis, o al menos eso creo, es en no ver las enormes diferencias entre Lenin y Stalin que algún que otro seudohagiógrafo del primero quiere ver.

    A mi modo de ver, desarrollar una precisa taxonomía del comunismo, lejos de coadyudar en una presunta justificación del comunismo, que yo creo que existe pero va por otros derroteros, tiene el efecto contrario. Al menos científicamente hablando, cuanto más meticulosa es la descripción de un fenómeno, más propendemos a su conocimiento.

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  13. Strelnikov3:22 p.m.

    Amigo JdJ: Como ya has sacado otro post, éste va a ser mi último comentario sobre el tema.

    Estoy de acuerdo contigo en que, en lo tocante a regímenes o sistemas políticos, cada caso es diferente (aunque hayas casos que se parezcan bastante). De hecho, incluso las sociedades democráticas también presentan particularidades y diferencias entre ellas, a veces considerables. Ni siquiera es fácil distinguir una democracia de algo que no lo es (pensemos en ejemplos de democracias de baja calidad)

    Sucede con las dictaduras basadas en una misma ideología que su plasmación presenta grandes particularidades según la cultura y la historia del país donde se implantan. Tenemos, por ejemplo, el comunismo en Corea del Norte, y el comunismo en Cuba, y si estudiamos los dos casos, vemos diferencias. Esas diferencias también se deben a la personalidad de los líderes o dictadores, lo que aumenta la complejidad del asunto.

    La teoría política trabaja con abstracciones, pero la Historia muestras casos particulares, que presentan una gran complejidad y resultan a menudo difíciles de clasificar. Por ejemplo, ha habido debate, y lo sigue habiendo, sobre la cuestión de hasta qué punto la dictadura de Franco en España fue totalitaria, o si fue simplemente una dictadura autoritaria. Lo único que ha quedado claro es que es un caso dudoso, una grisura, y que hay fases diferenciadas.

    No obstante, creo que el elemento común, en los regímenes basados en la misma ideología, es más relevante que las diferencias. Si denominamos a cada régimen comunista de un modo muy individualizado, corremos el riesgo de perder la perspectiva, de perder de vista la idología que hay detrás.
    Con el fascismo no hay tantos problemas, porque regímenes auténticamente fascistas ha habido muy pocos (fueron derrotados en la II Guerra Mundial).

    Para terminar: ¿eres cura de verdad?

    Un saludo.

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  14. > Para terminar: ¿eres cura de verdad?


    Cuando menos, es lo que le habría gustado a mi madre.

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