miércoles, enero 27, 2010

Aniversario

Hoy, día 27, se celebra en varias partes del mundo, notablemente en Polonia, el aniversario de la liberación del campo de concentración Auschtwitz-Birkenau.

Te propongo, si eres profesor de Historia con estudiantes de entre, digamos, 10 y 17 años; incluso si eres profesor a secas, que, diga lo que diga tu planificación y tu currículo, dediques la clase de hoy a este asunto.

Algunas cosas,muy pocas de entre muchas, que yo comentaría y diría, si fuera tú.



Ejecuciones en un pequeño pueblo de Alemania. La primera mujer ahorcada de la izquierda estaba embarazada.




Las personas de la foto han sido desnudadas para ser fusiladas. Es probable que sean incluso miembros de la misma familia. Fíjate en el segundo por la derecha. Es un peligroso delincuente de no más de ocho años.


Estos chavales son iguales que tú. A su manera de los años treinta, querían las mismas cosas que tú. Querían que sus padres les dejasen en paz. La juerga. Hacer deporte con sus amigos. Echar algún quiqui. Pero nada de eso fue para ellos. De estos chicos dijo el lugarteniente de Hitler, Heinrich Himmler, durante sus macabras conversaciones con su médico personal, que era necesario matarlos en raíz. Un judío niño será algún día adulto, decía; y ese día, querrá matarnos.

No hubo chicas para ellos. Ni partidos de fútbol. Ni botellón.


Con toda seguridad, esta foto es de antes de la guerra o inmediatamente posterior a la ocupación alemana de Francia. Son madres judías de un hospital de París posando con sus bebés.

Todas, menos la mujer que se escapó con esta foto y con su propio hijo, fueron deportadas a campos de concentración. Ninguna regresó. Sus bebés tampoco.


En la jerga de los campos de concentración, un "musulmán" era alguien a las puertas de la muerte. Los presos llamaban musulmantes a aquellos de sus compañeros que llegaban a la condición que ves aquí. Personas ya sin carne, tan sólo huesos y piel, extremadamente débiles e incluso ya indiferentes a lo que les ocurriese.

Los presos decían que la prueba final de que eras un musulmán era la ausencia de carne en las nalgas. A todos les obsesionaba poder pellizcárselas todavía.


Estas personas caminan hacia la cámara de gas. Aunque no eran informadas de que iban a morir, muchas lo intuían, sobre todo cuando ya fueron muchos los que marcharon hacia allí y nunca regresaron.

Una recomendación: no te fijes en el rostro del bebé que lleva la madre de la derecha de la foto, la mujer que mira a la cámara. Si te quedas mirando ese rostro, te acompañará toda la vida.



La producción de cadáveres fue tan grande que hubo que amontonarlos de cualquier manera. Como si los esbirros de Hitler hubiesen enfermado de un repugnante síndrome de Diógenes inhumano.


Él sólo te pide una cosa: nunca olvides no olvidar.

15 comentarios:

  1. Anónimo3:13 p.m.

    Gracia, JdJ, por ayudarnos a No Olvidar.

    Como dijo David ben Gurion: Perdonadles, pero jamas Olvideis.

    Y fueron seis millones de nosotros cuyo unico crimen era ser judios.

    Gracias en nombre de mi pueblo, JdJ.

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  2. Luis Montes6:17 p.m.

    Impresionante testimonio gráfico de que la maldad humana no tiene límites. Esto sucedió antes de ayer, en el corazón de Europa, en el país que era la referencia mundial en las artes y en las ciencias. ¿Cómo es posible que un loco llevase al mundo al infierno? ¿Por qué no lo pararon?

    Desgraciadamente el ser humano no aprende. 50 años después enYugoslavia, en Ruanda y en Burundi se olvidaron de asistir a clase el día que explicaron quién era Hitler.

    Saludos

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  3. Anónimo6:47 p.m.

    No olvidemos el caso aborto.

    Es un holocausto actual peor que el nazi, y se da lo mismo en Alemania que en Israel y en el resto del mundo.

    Sí al DNI fetal.

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  4. Si de no olvidar se trata, los campeones en todo lo contrario fueron precisamente los alemanes. El ejercicio de amnesia colectiva durante la postguerra fue acojonante. Sabemos quién fue Hitler. Y también sus colaboradores. Incluso conocemos a los nazis más destacados. La mayoría de ellos han sido, afortunadamente, perseguidos y castigados. Pero, ¿sabemos, por ejemplo, quienes eran los que empuñaban las armas en la foto de los fusilamientos?
    No. No lo sabemos. Seguramente eran personas consideradas "normales" por sus amigos y familiares. Aquellos que piensen que hoy en día no hay, entre sus conocidos, alguna persona "normal" a la que no le importaría salir en la foto siendo de los "vestidos", son unos ilusos.
    Y no porque los masacrados sean judios, ¡qué va! Daría lo mismo lo que fueran. A esas personas lo que les mola es sentir el poder sobre la vida y la muerte de sus víctimas. Si algo las detiene, y no siempre, son las leyes y los castigos. Dales impunidad y saldrán como setas tras chaparrón. Diles: "puedes cargarte a los judíos que no te pasará nada". Ya verás lo que ocurre.
    La mayor maldad de Hitler no fue decidir exterminar a los judíos, fue dar esa impunidad a muchos otros para que los exterminasen por él.
    Los asesinos de Sandra Palo y Marta del Castillo también habrían salido vestidos en la foto.

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  5. Anónimo12:08 a.m.

    Ala, toma comentario completamente relacionado.

    Yo creo que no es tan dificil que ocurra. Si tienes un pueblo completamente identificado con su régimen, leal y controlado para que vea lo que tu quieres ya tienes casi todo el trabajo hecho. Solo necesitas hacer las cosas un poco escondido sin nadie que te pueda cuestionar.
    A fin de cuentas los alemanes sabían que los judíos habían desaparecido pero no sabían si se los habían llevado a Madagascar o que había sido de ellos (bueno, algunos sí lo sabían pero total los odiaban así que...).

    No es broma, hay varios experimentos que demuestran el sadismo humano y el atractivo de movimientos sociales similares al nazismo.

    Algunos menos serios-serios como 'la tercera ola' y otros completamente serios como el 'experimento milgram'. Busca en wikipedia, de hecho hay un video real del experimento milgram en youtube y me puso la piel de gallina.

    P.D.: No hay escabechina, hay que saber de que va el experimento y en consecuencia lo que 'hace' el hombre ese. Joder si podría ser el tio del quiosco de abajo...

    Djiaux

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  6. Djiaux: creo que esta interpretación es excesivamente lenitiva con los alemanes.

    Es cierto que los alemanes no sabían nada de la solución final. Si has visto «El Hundimiento» ésa es, de hecho, la tesis que al inicio y final de la película expresa la secretaria de Hitler. Dice que si ella hubiera sabido todas las atrocidades que Hitler estaba cometiendo no habría trabajado para él. El único alemán no arrepentido de saber lo que Hitler quería y apoyarlo, que yo sepa, es Leni Riefenstahl.

    Pero es que la tesis del yo no sabía no tiene pase. Muchas, muchísimas cuerdas de reasentados (los alemanes llamaban «reasentamiento» al ingreso en campos de concentración) hicieron largas caminatas desde y hacia los trenes. Caminatas durante las cuales atravesaron pueblos y ciudades y, una vez allí, fueron insultados, escupidos, vilipendiados por la gente de las calles. Hace falta tener un cuajo de la hostia para escupir en el rostro de una madre que lleva a su lado un hijo de ocho años temblando de miedo. Y no estaba allí Hitler para ordenarles que lo hicieran.

    Asmodeo, simplemente, amén.

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  7. ¿Juan, podrías decirme de que año es la primera fotografía?

    Gracias

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  8. No tengo esa referencia en el libro, Asier. Yo apostaría por 1940, pero es eso, una apuesta. Quizá esté equivocado, pero el ahorcamiento masivo (varias personas a la vez) me parece a mí una forma de ejecución casi exclusiva, si no exclusiva, de los tiempos de guerra.

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  9. Anónimo6:55 p.m.

    Holas again,

    Yo no creo que no los odiasen y que quisiesen 'que se los llevn y ya está'. Creo que les querian bien mal.

    Solo que el odio ese no daba para algo como austwitz o los escuadrones de la muerte en el frente este, para la mayoría no. A fin de cuentas la gente debía de seguir teniendo estómago.

    ¿Que hubiesen hecho? ¿Se hubiesen revelado? Jus, no. Hubiesen hecho como los soldados del frente este que se quejaron.

    + Me quejo.
    - Callese, no es cosa suya.
    +

    A lo mejor es porque me impactó mucho el experimento milgram, no se. Pero eso pienso.

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  10. JdJ, como eres buen aficionado al cine, a ver si te acuerdas de esta escena: Es de "One, Two, Three", una de las mejores comedias de todos los tiempos (para mí). En ella aparece el director de la sucursal de Coca-cola (un americano) en la Alemania de los años 50, hablando con su secretario alemán, un tal Shelemer, que siempre le responde con un taconazo militar; algo que pone de los nervios a su jefe. El dialogo es más o menos así:

    Director: ¿Usted dónde estuvo durante la guerra?
    Schlemer: En el subsuelo
    Director: ¿La resistencia?
    Schelemer: No, trabajaba en el metro
    Director: ¿Y qué le parece la que armó Adolf?
    Schelemer: ¡Adolf! ¿Qué Adolf? Allí abajo no me enteraba de nada.

    No se puede decir con más coña y más mala leche.

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  11. Anónimo11:09 p.m.

    Espeluznantes imágenes y testimonio. Hace tiempo leí el libro de víktor Frankl: "El hombre en busca de sentido", una obra en la que habla de la logoterapia
    http://es.wikipedia.org/wiki/Logoterapia
    pero explicándola -como psiquiatra que fue- centrándose descriptivamente en el detallado relato de su experiencia en los campos de concentración Nazis. Lo que más me llama la atención del testimonio de los que tuvieron que vivir en ese tipo de deplorables condiciones infrahumanas es que, cuando relatan la experiencia de la liberación, muchos de ellos permanecen impasibles, sin mostrar el más mínimo gesto de emoción ante la misma: una indiferencia fruto de la destrucción de su misma personalidad e identidad, a causa del stress y agresión física, psíquica y humana, en definitiva, a la que fueron sometidos.

    Concretamente estoy ahora sumergido en la lectura de una compleja y densa -por lo menos para mi- obra de Hannah Arendt, de corte filosófico, titulada "La condición humana".
    http://es.wikipedia.org/wiki/Hannah_Arendt

    En uno de los capítulos de la misma, realiza una crítica al Marxismo, hablando y diferenciando labor y trabajo. Me encanta como lo encabeza:
    <<En este capítulo se critica a Marx. Tengo la desgracia de hacerlo en un momento -mediados del Siglo XX- en que tantos escritores, que anteriormente vivieron de apropiarse explícita o tácitamente ideas e intuiciones del rico mundo de Marx, han decidido convertirse en antimarxistas, e incluso uno de ellos ha descubierto que el propio Marx fue incapaz de ganarse la vida, olvidando las generaciones de autores que "ha mantenido". Ante esta dificultad me alivia recordar un párrafo escrito por Benjamín Constant cuando se vió obligado a atacar a Rosseau: "Cierto es que evitaré unirme a los detractores de un gran hombre. Si la casualidad hace que en apariencia esté de acuerdo con ellos en un sólo punto, desconfío de mi mismo; y para consolarme de aprecer por un instante de su opinión... necesito contradecir e infamar todo lo que puedo a estos pretendidos colaboradores*" (*véase "De la liberté des anciens comparée a celles modernes"-1.819- reimpreso en Corus de Politique Constitutionnelle II (1.872), pág 549.)
    Es reseñable el tratamiento que esta autora nacida en el seno de una familia judía de Alemania y que escapó del nazismo refugiándose an EEUU, le da a lo largo de la obra a los totalitarismos. De ellos todo se presenta como político: lo jurídico, lo económico, lo científico, lo pedagógico. Por lo que, según la autora, el concepto de totalitarismo aparece como un régimen en el que todas las cosas se tornan públicas. (Ambos enunciados entendidos en sentido fuerte). La premisa en la que se mueve el Totalitarismo es la soledad, entendida como ausencia de identidad, por lo que se aplicará a la destrucción de la vida privada, el desarraigo del hombre respecto al mundo; es decir, a la anulación del sentido de su pertenencia al mundo. A la profundización de ese sentido de soledad.

    Bueno, no me enrrollo más y me parece bien que el tema del Holocausto y la Segunda Guerra Mundial se ponga de máxima actualidad para mantener un activo el debate social que impida que se duerma sobre la conciencia colectiva general.

    Un saludo Juan de Juan y enhorabuena por tu blog .

    Alberto R.(Azañista)

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  12. Joder, Asmodeo, no sé si te lo vas a creer, pero cuando redacté el amén a tu mensaje anterior, estaba pensando, precisamente, es recordar la escenita de Schlemmer. Impagable. Como el interrogatorio de la Stasi al novio de la chica.

    Billy Wilder, que era austriaco de nacimiento, sostenía que los austríacos eran el pueblo más hábil de la Tierra, pues habían logrado convencer al mundo de que Beethoven era austriaco y que Hitler era alemán.

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  13. Azañista, hola again ;-)

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  14. Rafael2:35 a.m.

    Saludos:
    Mis conocimientos no llegan ni al polvo de las suelas comparados con los tuyos, pero quisiera tratar de aportar algo.

    Una cosa es que la Solución Final no se fuera divulgando. Y otra muy distinta afirmar que los alemanes la ignoraran. Como minimo algo sospecharían y el silencio siempre es cómplice. Incluido un sistema totalitario.
    Me baso para afirmar esto en el supuesto de que por mucha censura que hubiera a cualquier Hansel o Gretel de turno le pasarían cosas tipo:

    Escuchar por la noche a la Gestapo registrando el piso de arriba y al día siguiente no abrirse una puerta.

    Escuchar algún comentario a los soldados que venían de permiso.

    Oir embelesado las hazañas del primo, oficial de las SS, en una fiesta familiar, tras calzarse varios lingotazos.

    Las chimeneas siempre humeantes y esa ceniza extraña que se pegaba a las sábanas.

    Tanto trabajador voluntario que llegaba en tren y ya no se le veía mas.

    El empleado del banco que clasificaba dentaduras de oro. Algo se le escaparía en sueños en el lecho ante su sufrida esposa desvelada.

    Algún estudiante de Medicina tal vez notara que las pantallas de ciertas lámparas estaban hechas de un material extraño.

    No quisiera ponerme sarcástico con este tema. Pero como muy bien dice la secretaria en "El Hundimiento". Algo así como "Yo sabía que no había tomado parte. Hasta que un día ví una placa dedicada a Sophie School. ¡Tenía la misma edad que yo cuando entré a trabajar para Hitler!".
    Gracias, por tu esfuerzo para no olvidar.
    P.D. Leni Riefenstal me pareció siempre un ser despreciable y miserable. Con gran ojo cinematográfico, quien podría negarlo. Y una criminal nazi que empleó mano de obra esclava y luego negó saber que la habían gaseado.

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  15. Anónimo4:04 a.m.

    La penúltima foto no son cadáveres, son una montaña de zapatos.

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